sábado, 2 de julio de 2016

Huir de la catástrofe

Un incendio, un terremoto, un tsunami, un derrumbe, algún desastre natural u otro desastre provocado por el hombre; son eventos que a todos nos puede tomar por sorpresa y por ende sin saber cómo reaccionar. Muchas veces, después de vivir alguno de estos momentos, se puede ver a los sobrevivientes salir de los escombros, alterados, con la mirada perdida, sin ninguna iniciativa y caminando a algún lugar lejano de la zona de desastre; a éste tipo de reacción se le llama conmoción-inhibición-estupor.

La población que sufre de estos acontecimientos puede llegar a sentir miedo, el cuál no necesariamente lleva a la gente al caos y pánico; también tenemos ese lado positivo en dónde por miedo se pueden salvar vidas, buscar la manera de arreglar la situación, bomberos, policías, soldados e inclusive gente común y corriente llegan a realizar actos heroicos en éstas circunstancias.

Por otro lado el pánico es algo que puede llegar a ser negativo y puede repercutir de muy mala manera en la gente, ya que se siente un miedo intenso, el cual se va contagiando en toda la población, se busca una manera de huir de la situación y se tienen muchos efectos negativos, la gente puede ser egoísta, individualista e inclusive llegar a hacer daño al otro. La tragedia en el Estadio Olímpico Universitario de los Pumas de la UNAM, en dónde el 26 de mayo de 1985 en el juego de vuelta de la final de la temporada 1984-1985 entre los Pumas y el América, miles de personas sin boleto trataron de ingresar por la fuerza al estadio para presenciar el juego por el campeonato mexicano. En el túnel 29 fue donde se registró la tragedia cuando los aficionados que intentaron entrar al estadio, en evidente sobrecupo, comenzaron a aplastarse entre ellos y varias personas fallecieron aplastadas y por asfixia. Un evento en dónde no hubo algún desastre natural o estructural por parte del hombre, simplemente no hubo organización por parte de la gente y en el momento que se estaba viviendo la tragedia, los aficionados se dejaron llevar por el pánico, causando la muerte de varias personas.

Huir y no regresar, huir con tristeza, huir con miedo, huir con el deseo de querer volver; hay muchas maneras de las que huimos de algo, porque el lugar donde estamos no nos ofrece paz y tranquilidad, deja de ser un lugar para poder vivir. En varias ocasiones no tiene que suceder una tragedia de la magnitud de una guerra mundial o un terremoto, simplemente puede ser la búsqueda de alguna mejor oportunidad, como el caso de todos los inmigrantes latinoamericanos en los Estados Unidos; dónde dejan todo por tener una mejor calidad de vida, huyen de la mala situación que viven en su país de origen. Y también puede ser algo como lo que se vive en Siria, en dónde mucha gente tiene que huir de su país para sobrevivir, por toda la violencia que hay día con día.


Todo esto, cada una de estas situaciones y etapas que se viven en situaciones de catástrofe, son importantes conocerlas y sobre todo el saber cómo actuar ante ello; para poder ayudar a la población a poder tener una mejor situación ante esas catástrofes, no hay porque llegar a la necesidad de vivir la experiencia para tomar cartas en el asunto; hay que prevenir para no lamentar después. Dejar que los psicólogos se involucren en estas situaciones, en todas las instancias, tanto en la planeación de las prevenciones, cómo en el momento de las catástrofes.

Eduardo Pardo Ampudia

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