Un incendio, un terremoto,
un tsunami, un derrumbe, algún desastre natural u otro desastre provocado por
el hombre; son eventos que a todos nos puede tomar por sorpresa y por ende sin
saber cómo reaccionar. Muchas veces, después de vivir alguno de estos momentos,
se puede ver a los sobrevivientes salir de los escombros, alterados, con la
mirada perdida, sin ninguna iniciativa y caminando a algún lugar lejano de la
zona de desastre; a éste tipo de reacción se le llama conmoción-inhibición-estupor.
La población que sufre de
estos acontecimientos puede llegar a sentir miedo, el cuál no necesariamente
lleva a la gente al caos y pánico; también tenemos ese lado positivo en dónde
por miedo se pueden salvar vidas, buscar la manera de arreglar la situación,
bomberos, policías, soldados e inclusive gente común y corriente llegan a
realizar actos heroicos en éstas circunstancias.
Por otro lado el pánico es
algo que puede llegar a ser negativo y puede repercutir de muy mala manera en
la gente, ya que se siente un miedo intenso, el cual se va contagiando en toda
la población, se busca una manera de huir de la situación y se tienen muchos
efectos negativos, la gente puede ser egoísta, individualista e inclusive llegar
a hacer daño al otro. La tragedia en el Estadio Olímpico Universitario de los
Pumas de la UNAM, en dónde el 26 de mayo de 1985 en el juego de vuelta de la final de la temporada 1984-1985 entre los Pumas y el
América, miles de personas sin
boleto trataron de ingresar por la fuerza al estadio para presenciar el juego
por el campeonato mexicano. En el túnel 29 fue donde se registró la
tragedia cuando los aficionados que intentaron entrar al estadio, en evidente
sobrecupo, comenzaron a aplastarse entre ellos y varias personas fallecieron aplastadas
y por asfixia. Un evento en dónde no hubo algún desastre natural o estructural
por parte del hombre, simplemente no hubo organización por parte de la gente y
en el momento que se estaba viviendo la tragedia, los aficionados se dejaron
llevar por el pánico, causando la muerte de varias personas.
Huir y no regresar, huir con tristeza, huir con miedo, huir con el deseo
de querer volver; hay muchas maneras de las que huimos de algo, porque el lugar
donde estamos no nos ofrece paz y tranquilidad, deja de ser un lugar para poder
vivir. En varias ocasiones no tiene que suceder una tragedia de la magnitud de
una guerra mundial o un terremoto, simplemente puede ser la búsqueda de alguna
mejor oportunidad, como el caso de todos los inmigrantes latinoamericanos en
los Estados Unidos; dónde dejan todo por tener una mejor calidad de vida, huyen
de la mala situación que viven en su país de origen. Y también puede ser algo
como lo que se vive en Siria, en dónde mucha gente tiene que huir de su país
para sobrevivir, por toda la violencia que hay día con día.
Todo esto, cada una de estas situaciones y etapas que se viven en
situaciones de catástrofe, son importantes conocerlas y sobre todo el saber
cómo actuar ante ello; para poder ayudar a la población a poder tener una mejor
situación ante esas catástrofes, no hay porque llegar a la necesidad de vivir
la experiencia para tomar cartas en el asunto; hay que prevenir para no
lamentar después. Dejar que los psicólogos se involucren en estas situaciones,
en todas las instancias, tanto en la planeación de las prevenciones, cómo en el
momento de las catástrofes.
Eduardo Pardo Ampudia
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