Y tú ¿qué crees?
Nuestra vida está llena de eventos disruptivos, de
situaciones que nos impactan de forma directa y cambian nuestra forma de
pensar, nuestra percepción del mundo; a estas creencias se les llama creencias
centrales, y así como las hay positivas en nuestra vida, hay también creencias
que obstaculizan nuestro desarrollo, que nos ponen trabas a la hora de actuar,
por ejemplo: una creencia central de la pérdida de un ser querido puede ser “no
podré superar este evento”, “no soy lo suficientemente fuerte para superarlo”,
“la vida ya no tiene sentido”…
También existen las creencias intermedias, las cuales se
dividen en 3: actitudes, reglas o expectativas y las presunciones (ideas que te
has convencido de que pasarán), por ejemplo: una persona que se considera malo
para los exámenes su creencia centra es “no soy capaz”, sus creencias intermedias
podrían ser: como actitud “nunca seré apto para el estudio, no soy inteligente”;
como expectativa “los exámenes son demasiado difíciles” y como presunción
podría ser “voy a reprobar”
Estos tipos de creencias ocasionan la formación de
pensamientos automáticos, que son pensamientos no razonados y que aparecen
automáticamente al presentarse en una situación en la que hay una creencia
central en el fondo, por ejemplo, siguiendo con el ejemplo anterior un
pensamiento automático al ver el examen puede ser “está muy difícil” o una
acción automática puede ser que se bloquee y se le olvide lo que estudió.
Tomando en cuenta lo anteriormente mencionado podríamos
establecer que hay ciertos elementos en nuestro actuar:
Primero tenemos una situación, una experiencia, un
episodio, un evento disruptivo, el cual ocasiona
que nos formemos una percepción, pensamiento, ideación o creencias (las antes
mencionadas), que desencadenará una emoción en la persona y finalmente todo lo
anterior determinará la conducta o comportamiento del individuo.
Conociendo esto puede surgir una pregunta ¿cómo se puede contrarrestar
esto? La respuesta es la terapia
cognitivo conductual, la cual se enfoca principalmente en ahondar acerca de las
creencias centrales de nuestra vida que nos hacen sentir y actuar; esta terapia
expresa que muchas veces el evento disruptivo en sí no es lo dañino, sino la
forma en que lo percibimos e interpretamos y las creencias que nos formamos en
torno a esa situación.
Esta terapia permite que con ayuda del terapeuta se
llegue a una conceptualización por medio del análisis y reflexión por preguntas
clave que permiten que la persona exprese y tenga conciencia de sus creencias. El
terapeuta cognitivo conductual también hará uso de diversas técnicas como son
el los diarios de registro, con los cuales las personas identifican qué están
pensando cuando comienzan a sentirse ansiosos o tristes; por medio de
cuestionarios al inicio de cada sesión se dará a conocer el estado en el que el
individuo se encuentra; y también las tareas, que entre el terapeuta y la
persona establecen y que cada semana deben de cumplir.
Esta es una terapia muy recomendable y que permite al
psicólogo desmenuzar el discurso y entender el por qué piensa cómo piensa y lo
más importante: cómo ayudarlo. A lo largo de las sesiones se establecerán las
reglas que se llevarán a cabo en la terapia, se creará un clima de confianza y
apoyo, se darán a conocer los objetivos y la forma en que se alcanzarán esos
objetivos, y existe la posibilidad de que la persona exprese si algo no le
agrada, si no se siente cómodo o en confianza, y el terapeuta responderá y
escuchará esa retroalimentación.
Ahora que ya conocemos la importancia y el impacto que
tienen nuestras creencias en nuestra vida diaria, es importante reconocerlas,
entenderlas, profundizarlas para obtener un mayor auto-conocimiento, para ser
personas más conscientes de nuestro actuar, de nuestro sentir y pensar; y saber
que si hay algo que nos supera, podemos acudir a un psicólogo capacitado para
brindarnos su ayuda.
“La siembra es libre, la cosecha obligatoria.
Haz consciente lo que estás sembrando,
Porque será lo mismo que cosecharás.”
-Alex Vales.
Sofía Patricia Ortiz Ugalde.
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