viernes, 8 de julio de 2016

Lo biológico del trauma.
¿Alguna vez te has preguntado qué pasa a nivel biológico en nuestro cuerpo al presentar estrés post-traumático?
La respuesta es compleja, pero podemos enfocarnos en tres principales estructuras: primero que nada, la amígdala y el locus cerúleo, son partes de nuestro cerebro cuya funcionalidad se altera después de un evento muy estresante, haciendo que secreten de manera excesiva las llamadas catecolaminas: adrenalina y noradrenalina (se encargan de mantener alerta y movilizar al organismo en caso de peligro), por lo que al liberarlas de manera elevada, tenemos como resultado una hiperreactividad, es decir, en situaciones con poco nivel de estrés se activan y ponen al sujeto en modo de supervivencia,  como si se viviera una emergencia real.
La segunda estructura importante es la glándula pituitaria, la cual regula la liberación de la principal hormona del estrés llamada CRF, y que también está alterada, por lo que libera de forma excesiva esta hormona ocasionando que el individuo reaccione excesivamente a cualquier estímulo, por pequeño que sea.
El tercero es el llamado sistema opioide, conocido como el inhibidor del dolor, la morfina del cerebro por segregar endorfinas. Al existir un cambio en la segregación de esta sustancia, se tiene como resultado síntomas negativos como son la Anhedonia (incapacidad de sentir placer) y una paralización emocional en general. También puede provocar una disociación, incluida la incapacidad de recordar momentos del acontecimiento traumático.
Con esto podemos entender cómo funciona a nivel biológico este trastorno, y por consecuente es normal que se receten ciertos medicamentos para controlar ciertos síntomas, sin embargo, no podemos dejar de lado la importancia de una terapia psicológica, el ser humano tiene capacidad de reaprender, tiene resiliencia.
Hay tres puntos principales que hay que tocar en el acompañamiento terapéutico:
·         Hay que lograr recuperar la seguridad que la persona perdió, esto se puede lograr sintiendo y reflexionando ¿qué hiciste para sobrevivir? Además de comenzando a hacer, cualquier cosa pero hacer actividades, establecer pequeñas metas que hagan notar a la persona que es capaz.
·         Es importante que se narre el acontecimiento una y otra vez, que la persona comience a representarlo, que vaya aclarando y agregando detalles, que pueda realmente simbolizar.
·         Finalmente, no hay que dejar de lado la importancia de vivir el duelo, pues algo se perdió y hay que vivir esa pérdida, no desvalorizarla. Hay pequeños rituales que se pueden hacer para despedirse, para dejar ir, para poder cerrar ese evento. Por ejemplo, en algunas comunidades, cuando una mujer es abusada sexualmente, las mujeres de la comunidad la bañan entre todas, “regresándole” simbólicamente ese valor, ese amor a su cuerpo.
Es muy interesante cómo los niños parecen tener una mejor capacidad resiliente, cómo por medio de juegos en donde repiten la situación traumática, de dibujos, de historias… los niños representan y pueden sobrellevar situaciones fuertes, por ello la importancia de dejarlos hacer estas representaciones, de permitirlos sentir, expresarse y crecer.
La vida está llena de situaciones que nos superan, que nos hacen sentir indefensos, que nos hunden, pero es importante jamás olvidar que tenemos la capacidad para salir adelante, podemos reaprender, podemos sobrevivir y darle un nuevo sentido a nuestra vida.
“Cuando una puerta de la felicidad se cierra, otra se abre; pero a menudo miramos tanto tiempo a la puerta cerrada que no vemos la que se ha abierto para nosotros”. -Helen Keller.

Sofía Patricia Ortiz Ugalde. 

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