domingo, 15 de mayo de 2016

Una Cris con fecha de Caducidad


Los traumas emocionales son muy variados en duración, gravedad, predictibilidad, grado de manejo o autoconfianza en sí mismo, etc. también el acontecimiento particular que es vivido como trauma es variado: separación afectiva, pérdida del empleo o despido, muerte de un familiar o amigo, enfermedad, discusión grave, etc. Giorgio Mambretti y Jean Séraphin (1999) definen el trauma emocional como “un evento vivido de modo dramático, inesperado y conflictivo, en soledad y sin posibilidad de unas solución satisfactoria”.

Todo trauma emocional con las características descritas en la definición anterior provoca una fase estrés. Ésta implica una serie de mecanismos en todo el organismo activando el eje hipotálamo-adenohipófisis-corteza suprarrenal (HHS). Además, el individuo responde al estrés de forma casi instintiva o bien luchando o bien huyendo. Cabe señalar que el mecanismo HHS y la respuesta del individuo es algo que obedece al curso natural del estrés.

Baum (1990, citado por Taylor, 2007) señala que el estrés “es aquella experiencia  emocionalmente negativa acompañada de cambios predecibles a nivel bioquímico,  fisiológico, cognitivo y conductual y que están dirigidos ya sea para alterar el  evento estresante o para adecuarse a sus efectos”.


Lo deseable es que la vivencia del estrés sea transitoria y ayude a superar la crisis o el trauma emocional. Cuando no ocurre así la activación HHS se altera volviéndose recurrente; es posible entonces que se desencadenen una serie de enfermedades ya sea metabólicas, cardiovasculares, mentales o ambas. De hecho, la mayoría de enfermedades mentales, si no es que todas, han comenzado con la fase del estrés. Ahora bien, creo que lo más importante no es saber qué es lo que sucede cuando se pasa por un episodio de estrés, sino cómo vivirlo o cómo salir de la crisis emocional a modo de evitar o salvar el estrés crónico.


Una de las tendencias comunes ante una crisis emocional o un trauma emocional es vivirlo en soledad. ¿Qué quiere decir esto? Muchas veces los eventos causantes del trauma son acontecimientos que impactan a más de una persona. La muerte de un ser querido, por ejemplo, afecta a la mayor parte de la familia; sin embargo cada quien vive un duelo. Pareciera que no se vive en soledad porque afecta a varios. No obstante el duelo, de aquella persona amada impacta al individuo en su particular mundo de significados y de vínculos íntimos que solo él o ella conoce. Este mundo afectivo-relacional, que nadie percibe, es un sentir en solitario, ya que  lo que siente la persona que lo padece solo él/ella lo conoce. Vivir en soledad el evento disruptivo es una forma muy eficaz de incrustar o incorporar el problema. Éste se actualizará mientras no se logre desincrustar o desincorporarlo de la vida de quien lo padece, favoreciendo así un estrés crónico o de larga duración.

Muchas veces es obvio lo sucedido, no así lo que cada quien siente o vive de lo sucedido.

Cuando la soledad entra, también entra el miedo que te convence de que lo que pasa, ¡no va a pasar!


La importancia de hablar, no radica en verbalizar, reside en darle sentido a lo que vivimos. No es lo mismo decir “mi hermana ha fallecido a causa de un terrible cáncer” que decir “siento odio, soledad, vacío, sin sentido de la vida; las manos me tiemblan, duermo poco y no tengo hambre”. Así la cosa tiene un cambio drástico y toda esa carga emocional que creemos sentir pierde peso porque se ha compartido. No es necesario que la persona que nos escucha nos dé un consejo o nos oriente sobre qué hacer, es suficiente que nos escuche.

Creo que es el momento de cambiar de pregunta; sustituir el ¿por qué me está pasando esto a mí? Por ¿he buscado apoyo en otra persona sobre lo que estoy sintiendo?

“Compartir la emoción, es el antídoto contra el dolor”

“Es muy frecuente notar que la persona que pasa por una crisis, se esconde o se aísla, y que por eso se vea privada de las oportunidades de obtener apoyo social […]. La preocupación por el evento puede hacer que disminuya su interés en las relaciones sociales, en la intimidad y en la sexualidad. Son comunes los sentimientos de culpabilidad como la depresión, la excitación automática, la inquietud y la irritabilidad. En algunos casos  puede haber arranques de conducta impulsiva, abuso de alcohol y de las drogas” (G. Sarason, Et. Al., 1990).


Sin el apoyo social  es difícil recuperarse de una crisis o trauma emocional y, aunque el apoyo social no le pone fin al problema, amortigua el golpe y el desgarramiento. Por eso hace bien compartir tu dolor y dejar de creer que solos podemos salir de la crisis o dejar de pensar que “no pasa nada”. Dar este primer paso, a saber, compartir nuestras emociones y sentimientos, es un gran paso para empezar a notar que el calabozo sí tiene salidas.

Sí no eres tú la persona que sufre un desgarre emocional pero necesitas escuchar a alguien que sí sufre, evita las frase “no llores, todo va a pasar” y sustitúyelas por “permítete sentir, vívelo y manifiéstalo” y no reprimas el llanto. Después conviene intervenir con una técnica de relajación.

Dejo los pasos que se requieren en un entrenamiento en relajación que propone G. Sarason, Et. Al. (1990):

  1. Enfocar la atención de una serie de grupos de músculos específicos.
  2. Poner en tensión cada grupo.
  3. Mantener en tensión de cinco a seis segundos.
  4. Decirse así mismo “descansa”, y relajar inmediatamente la tensión.
  5. Enfocar la atención en cada grupo de músculos conforme se relajan.

No te incrustes el problema ni lo incorpores a tu vida. ¡Comparte tu dolor; no lo lleves en soledad! Recuerda que los eventos disruptivos tienen un sentido más sublime que el depresivo; sólo hace falta compartirlo para ir descubriéndolo.

Por: Ángel Castillo Palma



Bibliografía:

Mambretti, G., & Seraphin, J. (1999). La Medicina patas arriba: ¿y si Hamer tuviera razón?. Obelisco.

Taylor, Shelley E. (2007). Psicología de la salud. México: McGraw-Hill Interamericana

G. Sarason, Et. Al. (1990). Psicología anormal: los problemas de la conducta desadaptada. México: Trillas


1 comentario:

  1. "La felicidad existe unicamente en la representación mental, por tanto es siempre fruto de la elaboración. Es algo a trabajar y ella se construye en el encuentro con el otro".
    Boris Cyrulink

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