Cuando
escuchamos “primeros auxilios” pensamos en atención medica/fisiológica ante
alguna emergencia, ya sea porque alguien se está ahogando, alguien se rompió un
brazo, entre otras cosas; inclusive no solamente pensamos en eso, llegamos a
tomar cursos para poder saber qué hacer ante una situación donde alguien pueda
estar en peligro; pero son pocos los que también nos ponemos a pensar que
existen primeros auxilios psicológicos.
Si
bien no son tan conocidos los primeros auxilios psicológicos, tienen todo un
proceso para llevarse a cabo; consta de 5 componentes que nos ayudaran a poder
manejar la situación que la persona está viviendo.
La
meta principal de los primeros auxilios psicológicos es reestablecer el
enfrentamiento inmediato, auxiliar a la persona a dar pasos concretos hacia el
enfrentamiento con la crisis, comenzando por realizar un contacto psicológico;
en donde invitamos a la persona aun que hable, escuchar los hechos y
sentimientos, hacerlo sentir cómodo, aceptado y que puede contar con nuestro apoyo;
dejarlo que se exprese como si estuviera con un amigo, lo que menos necesita es
que lo rechacen de cualquier manera; inclusive si lo amerita puede llegar a
haber un abrazo, palmadas en la espalda o un contacto físico que pueda ayudar
como “control calmante” ante la situación intensa.
Después
de que llevamos a cabo este primer componente, pasamos al segundo donde implica
la evaluación de las dimensiones o parámetros del problema. La indagación se
enfoca en tres áreas: pasado, presente y futuro inmediato; en dónde se busca
indagar sobre los aspectos más importantes de conducta, afectividad, somatismo,
la parte interpersonal y cognitiva de la persona. Se busca trabajar hacia un
orden jerárquico de las necesidades de la persona, dentro de dos categorías: conflictos
que necesitan manejarse de manera inmediata y los que se pueden dejar para
después.
Por
otro lado, pasamos a la parte en donde analizamos posibles soluciones; le
preguntamos al paciente que ha intentado hacer hasta el momento y cuáles fueron
sus resultados, examinamos junto con el paciente, qué es lo que podría hacer
ahora y ayudarle a identificar nuevas alternativas; darle una o más soluciones
para las necesidades inmediatas y posteriores.
En
el cuarto componente de los primeros auxilios psicológicos implica ayudar a la
persona a ejecutar alguna acción concreta para manejar la crisis. El objetivo
puede llegar a ser limitado, no es más que dar el mejor paso próximo, dada la
situación. Se pueden tomar dos posturas, es decir, dependiendo del comportamiento
del asistente, ya que si es alguien que tiene un alto grado de mortalidad y no
es capaz de actuar en su propio beneficio, se toma una actitud más directiva y
el contacto para la acción puede incluir a la familia y otros recursos
comunitarios; y si la actitud del paciente es lo contrario, es decir, su
mortalidad es baja y tiene la capacidad de actuar en su propio beneficio,
entonces se toma una actitud facilitadora en donde uno escucha de modo activo
hasta dar consejos.
Por
último se empiece a hacer una especie de “cierre” con el sujeto, en donde
hacemos una retroalimentación, donde se aclare si las metas que se vivieron el
procesos se hayan cumplido y su ansiedad haya bajado, que si existía un riesgo
de mortalidad se hubiese reducido, se establece un contrato con el sujeto, en
dónde se deje en claro que ante cualquier situación parecida se puede comunicar
con él o con una persona cercana que sepa que se preocupa por él y para poderlo
ayudar a seguir con los pasos, se le invita a que pase a una intervención de
segunda instancia; es decir, una terapia para crisis.
Eduardo Pardo Ampudia