domingo, 19 de junio de 2016

Siente. Vive. Crece.
¿Cuántas veces hemos utilizado el término “trauma”, “está traumado” o cualquier otra frase haciendo referencia a un gran impacto en la persona? ¿Pero sabemos realmente lo que implica?
Para comenzar, es importante definir que el complejo traumático es una desarticulación entre el afecto y la representación, el modo en que cada persona vivencia una situación, es decir, que el individuo no puede elaborar ni procesar el evento; sin embargo, es importante dejar claro que la situación por sí sola NO es traumática, sino por como cada persona y su psiquismo lo interpreta y lo vive.
Por lo que se podrían separar dos aspectos importantes en toda vivencia, por un lado tenemos el hecho real, lo que se podría considerar como universal, por ejemplo: una separación amorosa. Y por otro lado tenemos la manera en que cada uno de nosotros vive e introyecta la situación, siguiendo el ejemplo anterior: una persona vivirá diferente un rompimiento amoroso si tiene hijos de por medio a si no los tenían.
Pero ¿por cómo se da este complejo traumático? Para explicarlo, es importante entender el modelo procesual para  asimilar toda vivencia que tenemos:
·         Espacio originario: en este espacio se encuentra la sensación.
·         Espacio primario: en donde se encuentra la emoción y el afecto, En este espacio se comienza a elaborar lo externo en interno, se convierte en un recuerdo, se asimila que ya pasó la situación.
·         Espacio secundario: el cual incluye una representación de lo vivido, se conceptualiza y se asimila, se representa por medio de palabras e ideas.
Cuando hay un complejo traumático no pasamos del espacio originario, nos quedamos en la mera sensación, no podemos internalizar la situación, por lo que vivimos en un continuo presente interno, recordando la situación, reviviéndola constantemente… con esto viene una serie de sintomatología, que conocemos como Estrés Post- traumático, que es importante mencionar que sólo son los síntomas, como son las pesadillas, taquicardia, ansiedad, sudoración, ataques de pánico, entre otros.
Es importante mencionar que no es imposible superar este complejo, pero no basta simplemente hablar y descargar, hay que considerar la intervención vivencial como una buena opción; esta intervención incluye no solo la verbalización, sino el “vivir”, el sentir, el escuchar nuestro cuerpo…
Hay tres niveles que abarca:
·         Figurativa: en la que están las sensaciones y es de vital importancia el cuerpo, las posturas, la mirada, el tono, los gestos… contactar a la persona con sus sensaciones, a nivel físico.
·         Relacional: incluyendo las emociones, lo que reflejo en el otro. Es importante que la persona entienda la sensación y la relacione con la emoción.
·         De sentido: en donde se le da total significación a emoción y sensación, la persona le da sentido y encuentra claridad.
Es interesante como muchas veces intentamos darle sentido a una vivencia simplemente usando la lógica, usando la cabeza… estamos acostumbrados a no sentir, a no expresar, a no escuchar a nuestro cuerpo, a ir directo a la razón, cuando al final, es cierto que somos seres intelectuales, pero también somos emocionales, es parte de nuestro día a día sentir, y lo estamos desplazando. Invito abiertamente a reconectarnos con nosotros mismos, así lograríamos una inteligencia emocional mayor, y con esto podríamos procesar y entendernos, y cuando se nos presente una situación de crisis, de catástrofe, sabremos cuáles son nuestras herramientas para enfrentarlos y para seguir creciendo.
“A veces no es posible estar alegres, pero siempre podemos estar en paz.”
Anónimo.

-Sofía Patricia Ortiz Ugalde. 

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